Allí se concentraron dirigentes de Sportivo, familiares y amigos y fueron precisamente sus hermanos, los encargados de descubrir una placa de la Institución rojiverde, en el lugar que guarda su cuerpo. Jorge Palacios, Presidente del Club, fue el único orador resaltando que Pichu fue un personaje amigo de todos, “al que la gran familia de Sportivo consideraba como propio”, para destacar que Omar tuvo una vida única e irrepetible, le gustaba el fútbol y era de Sportivo, también le gustaba el bombo, pero al bombo lo tocaba tanto con los hinchas de su club como con los adversario, porque él aunque gane o pierda era amigo de todos”.
Palacios recordó que la presencia de Maidana a cualquier evento era bien recibida, “tenía entrada libre y puertas abiertas en todos lados. Las reuniones importantes lo tenía sentado en la cabecera junto a su ídolo y amigo del alma “Rulo”, con quien cantaba Dalila y cada vez que lo hacían nos divertíamos como si fuese la primera vez que lo cantaban”.
Jorge contó siempre que escuchaba música hacía como que tocaba la tumbadora o el guiro, “era un noctámbulo empedernido y no lo paraban ni las más frías madrugadas de invierno con sus grandes heladas, y quien sabe qué ángeles lo protegían, pero nunca caminaba por la vereda y hasta lo hacía peligrosamente por la ruta con ese andar lento que lo caracterizaba”.
Habló de cómo se divertían junto a “Pichu”, “de la cargadas en su cumpleaños, de sus peleas con Roberto, de cómo fumaba y cómo prendía sus cigarrillos, de su presencia en todos los velorios, de cómo se enojaba cuando lo despeinaban y cuando lo mandaba a barrer”. Así lo quisieron recordar, con una sonrisa cada vez que pensemos en él y especialmente hoy a un año que ya no está entre nosotros.
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